Restaurante
Historia
En junio de 1981 ingrese al glorioso Club Hércules como administrador, recomendado por el Ingeniero Rodolfo Solórzano (+), y habiendo sido contratado por el lng. Jorge Salís Cárdenas (+). La junta directiva de aquel entonces me dio todo su apoyo. Ellos eran Jorge Salís Cárdenas, Octavio Cordón, Manolo Higueras, Renato Lorenesi, Kurt Revenstorf, Estefan Witowski, y Alfredo Wer. No puedo dejar de mencionar a las siguientes juntas directivas, especialmente por sus expresidentes, Lic. Diego Pulido Aragón, Ricardo Saravia, Julio Castillo, Jorge Salís García, Tono Matta. Tampoco al lng. Enrique Tejada Wyld que fue quien realizo las canchas de arcilla, y mucho menos olvidar a Renato Lorenesi, quien anteriormente las había construido en asfalto. Así fui conociendo a muchísimas maravillosas personas, por mencionar a algunas familias, como Solis García, Pulido Aroch, Ramazzini Menéndez, Arriola Fuxet, Molina, Aguirre, Alvarado Porras, Gonzalez Bonilla, De la Vega, Plocharski, Camhi, Alvarado Fortuny, Holzeu, Aycinena, Castillo Rivera, Tejada Argueta, Rossi, Leal Castillo, y Sánchez Ramírez por mencionar algunas.
Todos los socios parecían un asola familia a pesar de las limitaciones que padecía el club en aquel entonces. En ocasiones costaba ajustar para la planilla, que era como de Q.395.00 quincenales. Éramos un administrador, un conserje, tres entrenadores y un jardinero. A veces no había dinero para comprar trapeadores, desinfectante y escobas de raíz. A pesar de esto manteníamos el club limpio y ordenado, pues teníamos orden y mucha disciplina en nuestros oficios. Aunado a esto la belleza natural que rodeaba al club. Al frente un lindo bosque, y no digamos el cerro de la carretera al Salvador, que en el mes de noviembre se cubría de bellas flores amarillas
Recuerdo los jueves de película que empezaban a las 11 a.m. y que a veces terminaban cerca de media noche por tratarse de largo metrajes. Ah … , pero como olvidar los famosos viajes, y no crean que era precisamente del Camino Real. Se trataba de unas grandes violinetas de pan francés, tal y como lo llamaban los propios socios, con 5 rodajas de queso seco. Esto lo comprábamos en la tienda de Pablo González, de quien menciono su nombre por tratarse del padre de Don Wilfredo y Wilde, a quienes muchos conocemos. De entre los socios había uno que era precavido, y traía las bolsas del pantalón llenas de aguacates. ¿Ustedes pensaran de quien se trataba?, y para quitarles la duda, quiero contarles que era nada más y nada menos que el gran Paquito Morales «El Negro». Transcurrían sin sentir las horas y a veces por la tarde iniciaba lo bueno, pues habían intentos de boxeo, pero como no había cuadrilátero el contrincante podía salir huyendo. Para complementar la jornada no faltaba alguno que se olvidara de los pantalones y saliera en paños menores a la calle. Los viernes también eran muy especiales, pues había un grupo de jóvenes que llegaban a jugar y luego se les iba la tarde jugando dudo. Muchas veces apostaban que el perdedor era quien mas tenia que beber. Recuerdo una ocasión en que a un amigo intimo de aquellos jóvenes, y apodado «el pollo», con mucha mala suerte perdió tanto, que ya ni tiempo de llegar al baño le dio, y le sucedió lo peor en el camino. Ja … Ja. Recuerdo mucho a Don Paquito Morales, una persona muy especial. Antes de irse a la ducha, me pedía un vaso con hielo y una naranjita (Nesbitt). Luego, a veces al salir de la ducha, venia abrazado con don Miguel De la Vega tarareando la melodía de marimba de «Lagrimas de Telma» o cantando «Farolito» de Agustín Lara. Y no era precisamente por efectos de la naranjita, pues resulta que don Paquito tenia en su locker, guardadas las famosas «tanquetas». A raíz de esos alegres e inolvidables, pero poco suculentos viandajes, surgió la idea de que mi esposa Cristina pusiera una cafetería en el club. Don Paco me seguía llevando sus aguacates y cortaba una naranja agria de los jardines para que le hiciera su guacamolito. Y así haciendo los sandwichitos, los cevichitos, y sobre todo los frijol itas volteados que tanto degustaban en los jueves de película, empezó esta cafetería que ya lleva 28 años de existencia. A don Jorge le hacia su torta española y el pollo al horno. Recuerdo los veranos de vacaciones, hasta las tenia que hacer de cuidador de niños. Algunos llegaban desde las 9 a.m. y los recogían a las 4 p.m .. Una vez me descuide y al niño travieso que era Gerardo Padilla, lo pico un alacrán. A muchos de estos niños y niñas que llegaban y a quienes cuidaba, los sigo viendo y atendiendo ahora ellos de padres y madres de familia, veo a sus hijos, y los sigo queriendo mucho. Imposible seria olvidar los convivías navideños, pues eran solo alegría. En especial recuerdo el del año en que Santa Claus llego al club en helicóptero proporcionado por Juanito Mirón y que bajo la admiración y alegría de los niños aterrizo en las canchas de arriba. En fin un sin fin de recuerdos inolvidables … A todos los socios del glorioso Club Hércules, yo, mi esposa Cristina, y mis dos hijos, les tenemos mucho carino y gratitud. Antonio (Tono) Solares.